Por enrique márquez y rafael fuenmayor aguilar
No podemos salir de esta tragedia con más tragedia
Enrique Márquez
El destino de Venezuela está en manos de los venezolanos, principalmente de su clase dirigente, de aquellos que hacen de la política su día a día. Si la pesadilla que vivimos ha sido generada principalmente por la ceguera, la tozudez, el dogmatismo del gobierno, también es cierto que la solución a la situación viene de la mano no solo de la acción o inacción del gobierno, sino también de la clase política opositora, de la dirigencia de los sectores mas importantes y, por supuesto, del pueblo en general. No hay solución mágica. Debemos moldearla con nuestras manos.
Durante estos 20 años el gobierno ha construido su hegemonía de la mano de la antipolítica, de la descalificación de las rutas de la política, estimulando el enfrentamiento fraticida entre venezolanos, destruyendo cualquier posibilidad de entendimiento y estimulando la desesperanza. Ha sido un guión construido para la aniquilación del adversario, usando todas las herramientas posibles de violencia institucional y política. En su irracional intento por destruir la oposición, pulverizó al país y el futuro de todos.
La situación actual refleja claramente el fracaso de este planteamiento estratégico del gobierno, porque, aunque ha logrado mantenerse en el poder de manera autoritaria, no ha logrado solucionar ninguno de los graves problemas que se le han presentado al país. Muy por el contrario, la antipolítica del gobierno ha destruido las instituciones políticas, económicas y sociales de nuestro país. Podríamos decir que Venezuela retrocedió décadas en todas las áreas importantes. No solo el modelo económico ha estado equivocado, sino toda la aproximación al manejo institucional y político del país.
La clase dirigente opositora, como motor del cambio político, debe ubicarse en una posición diametralmente opuesta a este planteamiento del gobierno. Si el gobierno plantea la antipolítica, nosotros debemos plantear la política. Si el gobierno se ha basado en la violencia y la separación entre compatriotas, nosotros debemos plantear la unidad nacional y el entendimiento entre venezolanos. Debemos, por lo tanto, modelar un país que se ubique en otros planos, donde la solución a los problemas de los venezolanos la calidad de vida de nuestros hermanos y el futuro de nuestros hijos, esté por encima de ideologías, de partidos y de la lucha ciega por el poder.
Se trata de construir un mejor país y esto debe hacerse desde sus bases y rescatando los valores fundamentales de los venezolanos, la honestidad y transparencia en el manejo de la cosa pública, el trabajo como motor de la movilidad social, el respeto a las instituciones, y esto solo se puede hacer si abandonamos los vicios del modelo que domina estos oscuros momentos. No se trata solo de un cambio de gobierno, sino de viraje completo hacia un nuevo país.
La bandera de la Unidad Nacional y el entendimiento entre los venezolanos debe guiar nuestros pasos y modelar nuestra conducta. Siempre será mas conveniente para el país una solución pacífica, concertada con todos los sectores, que una violenta, es la única manera de garantizar un futuro de paz y gobernabilidad. No podemos salir de esta tragedia con más tragedia. Venezuela se encuentra entre la disyuntiva de sustituir un infierno por otro. Cambiar el nefasto modelo de Maduro y sus acólitos no debería hacerse sobre el supuesto de que el fin justifica los medios. Estamos moralmente obligados a esquivar, en forma pragmática la violencia y construir, desde una posición radicalmente opositora a este sistema de gobierno que empobrece y aniquila al país, una Venezuela prospera, incluyente, sin chantajes sociales ni hegemonías partidistas o sociales. Ojalá, la oscuridad que ha significado este nefasto periodo, nos cure como sociedad de la barbarie y el atraso.
Publicado Diario El Universal
http://www.eluniversal.com/politica/24852/no-podemos-salir-de-esta-tragedia-con-mas-tragedia
Con respeto a nuestra soberanía ¡ Se puede!
Rafael Fuenmayor Aguilar
Las relaciones entre Venezuela y los EEUU, deben regularizarse. La vinculación entre naciones que comparten fuertes lazos comerciales y hay que aceptarlo, culturales, es una realidad que no tiene porque estar reñida con el respeto a la soberanía de ambas naciones, y mas específicamente a la visión revolucionaria que defendemos, en la lucha por la construcción y consolidación de un mundo pluripolar.
¿Pueden lograr tejerse relaciones institucionales perdurables entre ambos países a pesar de la crisis política?, desde luego. Ejemplo de ello es el Grupo de Boston, constituído por parlamentarios y ex parlamentarios, claramente revolucionarios y con una representación paritaria de más que probados opositores.
El Presidente Hugo Chávez nos legó entre muchas otras enseñanzas, la capacidad de iniciar procesos de diálogo con todos los sectores, sin importar la distancia ideológica que mediara entre los actores. Nadie puede cuestionar que Chávez tenía capacidad para sentarse en cualquier escenario, a escuchar los argumentos de los adversarios, sin que se pusiera en duda su genuino compromiso revolucionario.
Por su puesto, que no falta la insidia que pretende fortalecer al sector guerrerista en Washington, pero caer en la trampa de quienes pretender tomar el poder por asalto, con el apoyo de los sectores mas rancios y radicales de la política norteamericana, sonríen y se frotan las manos al pensar que el botín al que desean acceder, que no es otro que la patria de Bolívar, se ve mas cerca en cada golpe que le dan a las relaciones entre naciones que no tienen otro camino que entenderse.
Maduro, nuestro Presidente, ha venido redoblando el paso en la dirección correcta, la defensa de nuestra integridad territorial y autodeterminación soberana, al tiempo que extiende la mano para una normalización de las relaciones entre Venezuela y Estados Unidos.
Que nadie se llame a engaño, Nicolás Maduro ni es ni será un títere de las oligarquías, ni el pueblo permitirá que se retroceda en las conquistas alcanzadas. Su destreza desarrollada al frente de la Cancillería y su conocimiento de las relaciones internacionales, le otorgan un comodín invaluable en estos momentos.
Por ello, y por conocer el talante democrático de nuestro Presidente Nicolás Maduro, sabemos que es quien mejor interpreta las exigencias del momento histórico, y respaldamos al timonel, al enfrentar con hidalguía el curso de la tormenta, avanzando contra todos los pronósticos, y explorando las rutas que convengan mas a la inmensa mayoría de los venezolanos
Publicado Diario El Universal
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