La Columna del Grupo de Boston 24/11/2018

Por Carlos Valero y Daniel Kovalikes

Auto sanciones



Carlos Valero*

La explicación sobre el origen y profundización de las sanciones contra el gobierno de Maduro debe buscarse en la decisión del grupo gobernante de desconocer abiertamente la ruta electoral como mecanismo democrático de resolución de diferencias.

De los casi 20 años de “revolución”, solo en un corto período el país ha enfrentado sanciones económicas de EEUU y Europa. Las parlamentarias de 2015 con la victoria opositora marcaron un hito. Desde el momento de la proclamación de los 112 parlamentarios de la coalición MUD, comenzó un proceso de destrucción de la AN, partidos políticos, voto como herramienta eficaz del diálogo democrático y el giro acelerado del oficialismo hacia un sistema mucho más autoritario, primitivo y violento.

Frente a esta reacción hostil de Maduro, el país y la comunidad internacional no tuvieron más opción que actuar. A lo interno con la exigencia de un referéndum revocatorio establecido en la Constitución y grandes movilizaciones populares, mientras que en lo externo, se aumentó la presión diplomática para que se arribara a una solución pacífica a la crisis, mesas de diálogo, Vaticano, países amigos (por el lado de la zanahoria) y por el lado del garrote: sanciones, fuertes comunicados y más presión.

A cada petición de respeto al Estado de Derecho, Maduro y Cabello respondían con más violencia: presos políticos, Constituyente ilegal e inconsulta, en fin, una espiral de conflictividad que nos ha llevado a la peor crisis económica, migratoria y social de país alguno en América Latina.

EEUU amenaza con más sanciones, pero al mismo tiempo ve con buenos ojos la iniciativa del Grupo de Boston y de la UE, de buscar una solución política. ¿De qué depende que las sanciones no sigan avanzando? En un 90% de que Maduro y sus aliados acepten elecciones libres, con un CNE equilibrado, observación internacional y habilitación de todos los líderes de oposición.

Sin lugar a dudas, la llave de las sanciones, que he denominado auto impuestas, la tiene el gobierno. Desafortunadamente para el país, pareciera que el gobierno intentar revivir una especie de neoguerra fría, apoyados en Rusia, Turquía, Cuba y en menor medida China, que afrontar la responsabilidad de transitar hacia la democratización.

La presión externa por sí sola no solucionará la crisis. Los venezolanos debemos construir una solución, desde la presión popular, un proyecto alternativo de país y preparar una transición ordenada y estable, que implicará necesariamente una negociación para el cambio político, con elecciones competitivas y la recuperación de las instituciones

 

(*) Diputado a la Asamblea Nacional

  

El plan de Trump de designar a Venezuela como “país patrocinador del terrorismo” es tan absurdo como peligroso

Daniel Kovalikes*

Como si las sanciones devastadoras que EEUU ha impuesto de manera ilegal e inmoral sobre Venezuela no fueran suficiente, el gobierno de Trump ahora está considerando designar a Venezuela “país patrocinador del terrorismo” – una designación que resultará en más sanciones económicas y el corte en al menos $100 millones de ayuda muy necesaria.

Que tal designación es un mero pretexto para causar sufrimiento al pueblo venezolano a la espera de que escojan un cambio de régimen no puede ser más claro.

Primero, la idea misma de que a EEUU le importa luchar contra el terrorismo se ha comprobado a lo largo del tiempo, que es un chiste cruel. Por consiguiente, a EEUU se siente satisfecho al asociarse con los peores patrocinantes del terrorismo en el mundo – más notablemente, Arabia Saudita, que está llevando a cabo un genocidio masivo en Yemen y que ha estado patrocinando grupos terroristas tales como Al Qaeda por años.

Adicionalmente, el hecho en sí de intentar hacerle daño a la población de Venezuela con el fin de en sí de llevar a cabo el fin político de un cambio de régimen es en sí un caso clásico de terrorismo.

En segundo, simplemente no hay mérito en alegar que Venezuela es de hecho un patrocinante del terrorismo. Así que mientras EEUU ha citado la relación de Venezuela con Hezbolá como ejemplo de apoyo al terrorismo, la mayoría de los observadores y expertos en inteligencia creen que Hezbolá es una organización política legítima, y bastante racional con apoyo sustancial entre la población libanesa Y las aseveraciones sobre el apoyo de Venezuela a las guerrillas del ELN, son igualmente falaces.

Para empezar, el ELN, como Hezbolá, es una organización legítima de liberación, y sus actividades se limitan casi completamente al territorio colombiano. Y hasta donde conciernen los ataques que el ELN ha llevado a cabo fuera de Colombia, han sido los propios militares venezolanos, que lejos de apoyar al ELN, han sufrido el impacto de tales ataques.

En verdad, la conducta internacional de la cual Venezuela es realmente culpable es de mostrar verdadera solidaridad con los pueblos más pobres -e.g., apoyando equipos de asistencia médica en Haití y apoyando la Misión Milagro que le ha devuelto la vista a decenas de miles de personas invidentes. Tales conductas no merecen castigos, sino de hecho, recompensa.

(*) Profesor de Derecho Internacional en la Universidad de Pittsburgh

Publicada en el Diario El Universal

http://www.eluniversal.com/politica/26597/grupo-de-boston